Pues nada,
que llegó el otoño y con él también llegaron las setas. Es la estación del año
que más me gusta, quizás porque con ella se acaba el calor y todo vuelve a la
normalidad, el ritmo frenético del verano va perdiendo poco a poco, se
desacelera.
Es la
estación multicolor, el bosque se viste de gala, esos aromas a musgos verdes, a
hojas que se desintegran poco a poco para alimentar a los brotes de la próxima
primavera, todo eso me encanta, como también me gustan los hongos que nos
ofrece el bosque de pinos.
Tengo un
cuñado que es un fiera en esto de las setas, le gusta ir a buscarlas y lo mejor
de todo es que encima las encuentra, si, entiende un montón, las conoce y sabe
distinguir de las que no son comestibles. Casi todos los años comemos en casa
setas que nos regala, coge tantas que no da abasto, le gusta pasear por el
bosque y, se encarga de sembrar las del año que viene, las cuida y las mima
para que sigan produciendo cada temporada.
Ayer nos
trajo una caja de níscalos espectaculares, recién recogidos de nuestra sierra, Irta. Han caído unas lluvias recientemente y han aparecido como por arte de
magia pero va a depender del tiempo para que vuelvan a salir ya que aquí si no
va lloviendo se seca el monte debido al calor que continúa hasta casi la
navidad.
Esta seta es
muy rica simplemente a la plancha o a la parrilla con un poco de ajo y perejil
picado por encima y un chorro de aceite de oliva pero en salsa también está muy
buena y se puede guardar y/o congelar para comerla en otro momento.
Además, al
estar guisada mejora con el tiempo, así que la preparamos hoy y la comemos
mañana.
Necesitamos:
para 1 kg de rebollones aproximadamente 1 cebolla, un filete de jamón serrano,
2 dientes de ajo, 1 tomate o un par de cucharadas de tomate frito, 1
cucharadita de pimentón (picante o no, al gusto), 1 copa de vino blanco, 1
cucharada de harina, caldo suave de pollo o verduras o agua, aceite de oliva,
sal y pimienta negra molida.
En sartén o
cacerola con tres o cuatro cucharadas de aceite poner un ajo picado y rehogar.
Antes de que coja color echar los rebollones limpios y cortados, saltear a
fuego vivo un minuto y reservar. Con
esto evitamos la oxidación de las setas.
Si falta
aceite añadir, la cebolla picada fina con el otro diente de ajo también picado
y pochamos hasta que la cebolla se transparente.
Añadir el
tomate picado fino o el tomate frito, remover, dejamos que el tomate fresco se
cocine, poner el jamón picadito, unas vueltas y ya el pimentón. Añadir la
harina y remover, al poco la copa de vino, dejar que evapore el alcohol y
agregar los níscalos.
Por último
mojar con un cucharón de caldo de verduras, pollo o agua sin llegar a cubrir
los hongos, cocinar unos diez minutos hasta que la salsa tome consistencia y
apagar el fuego.
Espolvorear
con perejil picado. Podemos perfumar con alguna aromática como romero, tomillo;
nosotros, una vez fuera del fogón, dejamos caer una ramita de ajedrea en la
cacerola.
Buen provecho,
amig@s!!
Qué pinta.. y eso que el níscalo es la única seta que no me gusta, me sabe rara, un poco fuerte, es que estoy acostumbrada a la finura de las amanitas jajajá...!
ResponderEliminarLos colores del otoño, sí, divinos, parecen de postal pero reales, cada día aprecio más todo lo natural que nos rodea y que a veces ni vemos,
Vivan los familiares seteros...!!!
Maritxu.
Hola, hola, por aquí es la que más abunda, lactarius delicicosus, pero después de probar los ceps es verdad que no parece tan deliciosus. Gracias!!
ResponderEliminarGracias a tí por traernos recetas tan variadas. Se me pasó decirte que la idea del guiso está muy bien para cualquier otra seta, así varío un poco que siempre las hago a la plancha o en revuelto, eskerrik asko zuri!
EliminarMaritxu.