Focaccia,
fougasse, fugàssa, coca de sal, coca de panadero, distintos nombres que hacen
referencia al mismo pan, a la misma masa, muy apreciada en todos los pueblos mediterráneos. Focaccia es como denominan este pan en Italia.
Se emplea tanto para panes
salados como el de hoy como para cocas y preparaciones dulces. Se caracteriza
por la adición de aceite a la masa, lo que le confiere, además de sabor si se
trata de un aceite bueno, como el de oliva virgen, suavidad, elasticidad y
textura.
Es excelente
para preparar unos bocadillos o para comer sola, ya que las hierbas aromáticas
le aportan sabores y aromas que la hacen única.
Al igual que
la pizza, admite muchas variantes, con cebolla y aceitunas negras, con
semillas, al pimentón y aceite de oliva, al ajo con jamón, con tomates
confitados y olivas negras de Aragón, etc.
Es
importante trabajar bien la masa, dándole una cantidad de aire que le permita
fermentar lo suficiente para que después, en el horno, pueda llenarse de
multitud de alveolos y tenga esa textura ligera y crujiente.
Es una pena
que las industrias del sector se dediquen a vender estos panes metidos en
bolsas e impregnados con conservantes y otros productos cuando preparar una
focaccia o una pizza cuesta tan poco.
La masa se puede preparar la víspera y
bien envuelta en una película de aceite guardarla en un taper con tapa en el
frigo durante 24 horas.
Mejora notablemente el sabor al desarrollar aromas con
la fermentación larga.
Ingredientes
para 2 o más focaccias, según nuestra placa de horno:
Ingredientes
para 2 o más focaccias, según nuestra placa de horno:
Para la
masa:
- 500 g de harina de media fuerza
- 350 g de agua templada
- 15 g de levadura prensada
- 10 g de sal
- 3 cucharadas de aceite de oliva suave o de semillas
Para el
aliño:
- 100 ml de aceite de oliva suave
- 2 cucharadas de orégano
- 2 cucharadas de romero
- Sal
- Agua (para rociar)
Con las
manos en la masa:
En un bol
disponer la harina en forma de volcán. En el centro desleir la levadura en un poco
de agua templada. Añadir las cucharadas de aceite y el resto del agua. Empezar
a mezclar con las puntas de los dedos o con una cuchara. Incorporar la sal.
Amasar durante 15 minutos hasta que la masa esté fina y elástica y se despegue
de las manos.
Dejar
reposar formando una bola, envuelta en aceite para que no se seque y tapada con
un trapo húmedo durante unos 30 minutos.
Extender la
masa en una fuente para horno dejando un grosor de ½ centimetro, formando un
borde alrededor. Una vez bien extendida, con las yemas de los dedos hacer
marcas en toda la superficie. Incorporar el aceite y las hierbas aromáticas
extendiendo bien. Rociar
con agua y volver a marcar con los dedos hasta el fondo en un sentido y
en otro. Echar un poco de sal fina o repartir sal en escamas.
Hornear a
media altura durante durante 10 minutos y después, bajar el termostato a 200º y
seguir horneando durante 20 minutos más hasta que tenga un color dorado.
Sacar y dejar
enfriar fuera de la placa de horno, sobre rejilla, para que no se ablande de la
base.
Trocear y
servir. Se puede comer templada.
Que bueno tiene que estar. Las olivas negras son un vicio, si abro la nevera pico. Besicos.
ResponderEliminarOlivas negras con pan, un lujo para los sentidos,mmmm!
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