jueves, 6 de febrero de 2014

Focaccia con romero y orégano




Focaccia, fougasse, fugàssa, coca de sal, coca de panadero, distintos nombres que hacen referencia al mismo pan, a la misma masa, muy apreciada en todos los pueblos mediterráneos. Focaccia es como denominan este pan en Italia.




 Se emplea tanto para panes salados como el de hoy como para cocas y preparaciones dulces. Se caracteriza por la adición de aceite a la masa, lo que le confiere, además de sabor si se trata de un aceite bueno, como el de oliva virgen, suavidad, elasticidad y textura.


Es excelente para preparar unos bocadillos o para comer sola, ya que las hierbas aromáticas le aportan sabores y aromas que la hacen única.
Al igual que la pizza, admite muchas variantes, con cebolla y aceitunas negras, con semillas, al pimentón y aceite de oliva, al ajo con jamón, con tomates confitados y olivas negras de Aragón, etc.







Es importante trabajar bien la masa, dándole una cantidad de aire que le permita fermentar lo suficiente para que después, en el horno, pueda llenarse de multitud de alveolos y tenga esa textura ligera y crujiente.


Es una pena que las industrias del sector se dediquen a vender estos panes metidos en bolsas e impregnados con conservantes y otros productos cuando preparar una focaccia o una pizza cuesta tan poco.

 La masa se puede preparar la víspera y bien envuelta en una película de aceite guardarla en un taper con tapa en el frigo durante 24 horas.

 Mejora notablemente el sabor al desarrollar aromas con la fermentación larga.
Ingredientes para 2 o más focaccias, según nuestra placa de horno:




Ingredientes para 2 o más focaccias, según nuestra placa de horno:

Para la masa:
 

  • 500 g de harina de media fuerza
  • 350 g de agua templada
  • 15 g de levadura prensada
  • 10 g de sal
  • 3 cucharadas de aceite de oliva suave o de semillas

Para el aliño:


  • 100 ml de aceite de oliva suave
  • 2 cucharadas de orégano
  • 2 cucharadas de romero
  • Sal
  • Agua (para rociar)




Con las manos en la masa:


En un bol disponer la harina en forma de volcán. En el centro desleir la levadura en un poco de agua templada. Añadir las cucharadas de aceite y el resto del agua. Empezar a mezclar con las puntas de los dedos o con una cuchara. Incorporar la sal. Amasar durante 15 minutos hasta que la masa esté fina y elástica y se despegue de las manos.


Dejar reposar formando una bola, envuelta en aceite para que no se seque y tapada con un trapo húmedo durante unos 30 minutos.





Extender la masa en una fuente para horno dejando un grosor de ½ centimetro, formando un borde alrededor. Una vez bien extendida, con las yemas de los dedos hacer marcas en toda la superficie. Incorporar el aceite y las hierbas aromáticas extendiendo bien. Rociar  con agua y volver a marcar con los dedos hasta el fondo en un sentido y en otro. Echar un poco de sal fina o repartir sal en escamas.
Dejar reposar otros 20-30 minutos. Mientras, precalentar el horno a 220º.








Hornear a media altura durante durante 10 minutos y después, bajar el termostato a 200º y seguir horneando durante 20 minutos más hasta que tenga un color dorado.
Sacar y dejar enfriar fuera de la placa de horno, sobre rejilla, para que no se ablande de la base.
Trocear y servir. Se puede comer templada.















2 comentarios:

  1. Que bueno tiene que estar. Las olivas negras son un vicio, si abro la nevera pico. Besicos.

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    1. Olivas negras con pan, un lujo para los sentidos,mmmm!

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