martes, 28 de enero de 2014

Hummus con crudités y pan de pita.




Llevaba un tiempo pensando en esta receta y no encontraba el momento pues me resistia a prepararla con garbanzos cocidos de bote, que nada tengo que decir ya que estan muy ricos, pero queria estrenarme con unos buenos garbanzos puestos a remojo la víspera, como mandan los cánones, y después, seguir una receta árabe fiable.

Por fin llegó ese momento. Mis espectativas se han cumplido. Para quien todavía no lo ha intentado: no tiene ningúna dificultad y merece la pena.

El hummus es una preparación caracteristica de casi todo Oriente Medio que dista algo del que se prepara en Grecia.
Dicen que su origen es el Antiguo Egipto y no es de extrañar pues de esta misma “cuna” vino la cultura del pan de cada dia, el mismo que aparece en nuestras mesas.

En el idioma de los árabes “hummus” significa directamente garbanzo y esta forma de presentarlo, una pasta o puré de la legumbre mezclada o aderezada con tahini-tahina, que es otra pasta de semillas de sésamo tostadas, y zumo de limón con el toque mediterráneo del ajo, recuerda en su presentación y textura al baba ganoush,  típico de la cocina israelí y arabe en general.

En la mesa nos lo encontramos servido en un bol y adornado con pimentón-dulce o picante-  unas semillas de sésamo o perejil picado fino y un buen chorro de aceite de oliva virgen de sabor suave.
Acompañado de unos vegetales crudos y un pan de pita hará disfrutar a los paladares más exigentes.





Ingredientes para 3-4 raciones:
  • 400 g de garbanzos cocidos
  • 3 cucharadas soperas de tahini
  • 1 limón
  • 1-2 diente de ajo
  • 1 cucharadita de café de cominos picados
  • Sal y pimienta
  • Aceite de oliva virgen suave
  • Pimentón
  • Sésamo o ajonjoli










Preparación:

Poner los garbanzos a remojo la víspera en agua templada y una pizca de bicarbonato. Cocer con un caldo de pollo o verduras o en agua, en olla a presión durante 15-20 minutos a fuego bajo. Dejar enfriar y reservar.

Para el tahini dos opciones: comprarlo ya hecho en algún establecimiento árabe o prepararlo en casa. Si se dispone de semillas de sésamo, poner la sartén al fuego, cuando esté caliente echar dos o tres cucharadas soperas de semillas bien repartidas e ir removiendo con el fuego suave hasta que desprendan el típico olorcito a tostado.

En caliente y una vez presenten un ligero color tostado, triturar con la maquina hasta convertir en un puré. Añadir poco a poco algo de aceite de semillas (para que no interfiera demasiado el sabor) y un poco de agua hasta que la pasta tenga una textura manejable. Reservar.



 
En un bol aparte mezclar: los garbanzos, dos o tres cucharadas de tahini, los cominos, el ajo, sal y pimienta y el zumo de un limón ( se puede rallar algo de la corteza para aromatizar ), añadir un chorro de aceite de oliva y algo de agua de cocer los garbanzos y triturar hasta obtener una consistencia cremosa al gusto.


Añadir alguno de los componentes para rectificar al gusto el sabor final. Presentar adornado de unas semillas de sésamo o en su defecto perejil picado, pimentón y aceite de oliva suave.



Acompañado de unas crudités, en este caso, unos bastoncitos de apio, zanahorias tiernas y pepino, y unos panecillos de pita, tenemos un menú completo con toque mediterráneo.




























COMENTARIO NUTRICIONAL



Este plato de origen oriental y de sabores exóticos es una perfecta armonía de nutrientes. La legumbre (los garbanzos) combinada con el cereal (pan de pita) forman un completo tándem nutricional, ya que ambos alimentos se complementan. Los garbanzos son deficitarios en un aminoácido esencial llamado metionina mientras que los cereales lo son en otro llamado lisina, por tanto, si se toman combinados, la calidad de las proteínas aumenta. A pesar de ser proteínas de origen vegetal (de más bajo valor biológico) esta combinación permite que se convierta en una fuente de proteínas de alta calidad como lo son las de la carne, huevos, pescado y lácteos (lo mismo ocurre con las lentejas y el arroz o las alubias con fideos). Por otra parte, el hummus aporta una cantidad importante de hidratos de carbono complejos y fibra y su contenido en grasa dependerá de la cantidad de aceite que utilicéis para su elaboración.  En cuanto a vitaminas y minerales, los garbanzos  contienen una cantidad moderada de hierro, fósforo, calcio, potasio, magnesio, vitamina B1 y ácido fólico. Ideal para combinar con las crudités o una ensalada de primero y una fruta de postre.
















jueves, 23 de enero de 2014

Pan rústico de trigo y aceite de oliva arbequina 100%





De nuevo con las manos en la masa. Es un gozo poder crear algo tan bonito como este pan de pagés, rústico, con una blanca y sabrosa miga en su interior envuelta en una corteza crujiente y dorada. Y...Porqué arbequina, más de un@ se preguntará?



Esta variedad de oliva procede de Palestina, la trajo a nuestras tierras el duque de Medinacelli allá por el siglo XVII y debe su nombre de “arbequina” al municipio de Arbeca, situado en la comarca de “Les Garrigues”,  en la provincia de Lérida, donde residia el susodicho duque en su castillo.

El aceite que resulta es extremadamente sabroso, muy mantecoso y con unas ligeras notas verdes y picantes.



De nuevo insisto en que no dudeis en poner vuestras manos en vuestra masa si de verdad quereis experimentar una sensación diferente: la de crear algo vivo y sorprendente a la par que delicioso y único.

Habíamos quedado con unos amigos para cenar. Habitualmente solemos reunirnos con ellos y hablar, rodeados de momentos agradables con alguna música, en esta ocasión “Autumn jazz”, una recopilación de clásicos del jazz; vino,  un tinto monastrell, cosecha del 2010, de la zona de Alicante que mereció nuestra aprobación y unos estupendos huevos fritos con ajos tiernos y patatas paja. ¿Qué más se puede pedir?
Y como no, el magnífico “pan rústico” para mojar en el huevo:delicatessen!

Y para postre aún pudimos darle cuenta a unas brochetas de piña y  a un roscón de reyes que preparé para el dia “D”, relleno de mermelada de naranja amarga y uvas pasas maceradas al brandy, todo ello mojado con unos chupitos de mistela de la zona.
No hace falta decir que un sentimiento de felicidad fue invadiendonos poco a poco hasta acabar la velada pensando en cómo sería la próxima vez.





Pero, vamos a empezar con esta receta:
Para 1 pan:


  • 700 g de harina de fuerza
  • 400 g de agua templada
  • 200 masa madre
  • 20 g de aove 100% arbequina
  • 14 g de sal
  • 12 g de levadura prensada
  • Algo más de harina para trabajar.
 

Con las manos en la masa:

Pesar y preparar todos los ingredientes. En el bol de amasar hacer un volcan con la harina, en el centro desleir la masa madre con la mitad del agua templada. Añadir la sal y el aceite, mezclar. Incorporar el resto del agua templada y amasar durante 10 minutos hasta que la masa presente una consistencia firme y elástica. Desleir la levadura en un poco de agua (1-2 cucharadas) y añadir. Amasar 5 minutos más hasta que se incorpore a la masa y vuelva a quedar fina. Hacer una bola y tapar con un paño húmedo. Dejar reposar durante ½ hora aprox.

 Pasado el tiempo, cortar con un cortapastas o un cuchillo afilado 750 g de la masa, formar de nuevo una bola, dandole a la masa tensión y dejar que aumente el doble tapada con un paño húmedo. El resto dejar fermentar a parte y guardar para otra preparación en el frigo dentro de un taper.

Cuando haya aumentado, hacer un corte en forma de cruz con una navaja o cúter en el centro de la masa, rociar las paredes del horno con agua para dar vapor e introducir sobre la placa caliente del horno precalentado a 220º. Hornear durante 10 minutos y bajar la temperatura a 190-200º durante 30 minutos.

Pasado el tiempo, golpear con los nudillos la base del pan, si suena a hueco el pan está cocido. Dejar algo más en el horno hasta que la corteza presente un aspecto crujiente y dorado.

Sacar y dejar enfriar sobre rejilla. Una vez frio, disfrutar de una rebanada mojada con nuestro aceite de arbequina para apreciar los sabores!