La intención
era dar un paseo, una pequeña caminata, respirar aire fresco y húmedo tras un
verano tórrido. Llevamos unos días con lluvias tranquilas, xirimiri, como llaman en el norte. Son las buenas, las
que bajan hasta las raíces, las que no arrastran los nutrientes, las que
refrescan el bosque. En esta tierra las lluvias suelen hacer mucho mal, después
de los veranos calurosos, el mar se calienta peligrosamente dando lugar a las
temidas gotas frias, lluvias torrenciales que caen en muy poco tiempo y
arrastran y destrozan todo cuánto encuentran a su paso.
Hemos salido
de buena mañana para hacer una senda por Irta, nuestra sierra, nuestro monte,
nuestro pulmón. Anna me ha acompañado durante dos horas de andadura entre pinos,
romeros en flor, tomillos, ajedreas, y muchas hierbas de aquí.
La parada en
una cueva, escondite de maquis y republicanos en la contienda del 36, y,
guarida de pastores desde siempre, ha sido nuestro descanso tras una subida de
300 m. en 30 minutos. Y, nos ha llamado la atención la cantidad de plantas en
flor, en particular los romeros, que suelen florecer antes del verano. Ha sido
un verano distinto, con lluvias en julio, y algunas en agosto, tras una
primavera seca. Los arbustos, siempre agostados después del verano, presentaban
tonalidades verdes claras en los extremos, brotes nuevos nacidos con las
humedades a destiempo.
Y, paseando
entre tantos aromas cercanos, aromas que recuerdan nuestra tierra, no hemos
podido resistir la tentación de trasladar esas sensaciones al menú de hoy: judías verdes salteadas con
jamón al aroma fresco de ajedrea y, como segundo, filetes de ternera de Lérida
adobados con una mezcla de las hierbas que hemos recogido de la sierra, romero,
tomillo, ajedrea o, saboritja que la llamamos aquí, planta utilizada para
preparar “les olives trencaes”, olivas verdes, partidas- chafadas con maza o
piedra, como lo hacían los antepasados, y puestas con una solución de agua de
mar y la susodicha planta, o, agua dulce con un 10/15 % de sal añadida.
Esta planta,
la ajedrea, es muy aperitiva, se utiliza en todo el litoral mediterráneo, desde
Murcia hasta Cataluña, sobre todo para preparar las olivas partidas.
Para la
preparación de estas olivas, se ponen
durante nueve días en agua de mar que se cambia cada día, después se prepara
una solución de agua con sal y ajedrea, un buen manojo, en una proporción del
10% de sal, o agua de mar rebajada, y se embotan las olivas para su
conservación hasta su consumo, a partir del segundo mes.
El romero,
“rosmarinus officinalis”, es un arbusto que florece durante casi todo el año,
y, para hacer honor a esta frase dice el adagio catalán:” De flors de romanì i
noies per casar, tot l’any n’hi ha”; se cría en laderas bajas de terrenos
calcáreos acompañando a la encina y al pino mediterráneo.
De entre las
numerosas virtudes que se le atribuyen destaca como estimulante,
antiespasmódico y ligeramente diurético, los herbolarios levantinos lo
recomiendan para rebajar la sangre.
En el exterior,
es decir, en baños, se usa para combatir dolores articulares y tonificar el
cuerpo. En la cocina tiene muchos usos,
para asados o rustidos de carnes y pescados, en marinados y adobos, para
elaborar masas panarias, galletas, bizcochos etc.
El nombre oficial
del latín, “ros”, viene de rocio, y marinus, marino, ya que es una planta
mediterránea que no suele alejarse de las costas.
La ajedrea,
“saboritja”, como se la conoce desde
Cataluña hasta Murcia, “Satureja montana”, su nombre oficial es una matilla de
dos palmos de altura, algo tiesa y un tanto áspera al tacto.
Es leñosa en
la base y verde y tierna en los tallos altos, de flores blancas o rosadas que nacen
en las axilas de las hojas superiores para formar ramilletes terminales con las
flores echadas todas a un lado. Florece en verano y otoño, a partir del mes de
Julio.
Se cría en
laderas secas y pedregosas, en rocallas abiertas al sol, en toda la zona de
levante. Sus virtudes: estimulante, tónica, aperitiva; en forma de tisana,
echando media cucharadita de hojas desmenuzadas en una taza de agua hirviendo
después de las comidas ayuda a la digestión.
Las olivas
aliñadas con ajedrea son muy aperitivas, y si servimos esas mismas olivas con
un buen vermú aumentan la felicidad.
Y del
tomillo que vamos a decir que no lo sepáis ya, además, hay en el blog un post expresamente de esta mágica planta que tiene un sinfín de utilidades.
Pero
retomando el tema que nos ocupa, nuestras aromáticas nos han deleitado el
paladar en nuestro menú de hoy.
Las judías
verdes, salteadas con jamón y con unos tallos verdes de ajedrea añadidos en el
refrito, han realzado el sabor del plato con unas notas frescas y verdes, un
sabor particular de esta verdura extraordinaria que podemos encontrar en
nuestros mercados durante todo el año, ; y el adobo de los filetes con un aceite
de oliva virgen preparado con las tres aromáticas unas horas antes, han hecho
de la carne algo memorable, altamente de recomendación. Quizás se hubiera
impregnado más adobando 24 horas antes,
pero aún así las notas de las plantas se dejaban paladear y unos sencillos
filetes a la parrilla se han convertido en una fiesta para nuestro sentido del
gusto. Guardamos para otro post la preparación de estos platos.
Estas tres
aromáticas nunca deberían de faltar en nuestras cocinas pues nos permiten
enriquecer nuestros platos con el aporte de distintos sabores, pudiendo a su
vez disminuir la cantidad de sal.
Y si a estas
tres plantas les añadimos un poco de laurel tendremos unas hierbas de Provenza
caseras para preparar un buen pollo rustido o a la plancha y para marinar
pescados y verduras.
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