Okinawa desde el aire |
Es un tema que está muy de moda, aunque no nos paremos a
pensar en ello. Nuestro devenir diario se basa en trabajar, comer y dormir. Las
crisis económicas que nos persiguen no hacen sino atarnos más y más a este insano estilo de vida. Y cada día nos
encontramos más solos y faltos de rumbo, de motivación, motor de nuestra
existencia. Quizás es esto lo que desean quienes manejan el mundo.
Desde que el hombre
inventó el dinero y nos hicieron creer que poseerlo y cuanto más mejor, era lo
mejor para vivir, hemos perdido la esencia de nuestro interior, y por tanto, la
del ser humano: la libertad. Todo lo que nos proponen está enfocado hacia el
consumismo=dinero y, sin darnos cuenta, nos envuelven en esa inercia que nos
engulle y nos convertimos en piezas del rompecabezas, en pescadillas con la
cola entre dientes.
Y todo esto, preguntarás, qué tiene que ver con el título del
post?
Todo lo que coarta nuestra libertad como seres vivos, nuestro
presente y futuro, hace que se deteriore la calidad de nuestra corta
existencia. Y llegado este punto es obligado hacerse la pregunta: ¿para qué
vivir más, para seguir siendo “carnaza”, propiedad de los “buitres” que manejan
nuestro mundo?
Bueno, sería una manera de ver la triste realidad de la época
que nos toca vivir. Pero hay que pensar en el bien de los demás como en el
nuestro propio, sean o no de nuestro grupo. Somos un “Todo”, estamos todos
implicados en la misma causa. Tenemos un deber que nos viene impuesto desde
nuestro corazón: ayudarnos, apoyarnos y hacernos el día a día más llevadero. Quizás
en esta frase hay un poco de la esencia de nuestros blogs, de los que
escribimos para quien quiera leernos, bien sean recetas de cocina, pensamientos
o conocimientos importantes. Lo verdaderamente importante es compartir nuestras vidas, siempre hay
alguien que puede aprovechar algo de nosotros.
Este blog de recetas pretende compartir algo más que maneras
de cocinar, lo que realmente nos interesa es poner en conocimiento de cuanta más gente mejor, cómo hay que alimentarse
sin renunciar a un buen sabor, consiguiendo además de nutrirse, que nuestro cuerpo esté cuidado, con las
menores agresiones posibles gastronómicamente hablando.
Cada día hay más científicos que buscan la relación que
existe entre la alimentación y la longevidad. En Japón, potencia pionera en
numerosas actividades, se desarrollan unos estudios en personas centenarias.
Concretamente en Okinawa, los mayores, algunos de ellos de más de 100 años,
cuidan cada día de su vida con un trinomio que siguen con total religiosidad: actividad física, comida sana y
espiritualidad.
Es evidente que influyen otros factores para vivir muchos años con buena calidad de vida como pueden ser, los genes heredados, la alimentación saludable y, además, varios elementos clave que conectan la mente, el cuerpo y el espíritu. Según los expertos que llevan a cabo estos estudios la información genética es importante pero no es determinante, influye solamente en un 30%.
En sus comidas, estos mayores centenarios, evitan los productos
animales, aumentando el consumo de frutas como la papaya y algunas hortalizas
como las zanahorias, cebollas, lechugas, pimientos verdes, algas marinas y
algunas hierbas como la albahaca. También consumen cereales como arroz, pasta,
maíz y algunos pescados ricos en omega 3 como salmón o atún. Añaden en su dieta
antioxidantes como el té verde o negro y evitan tomar leche y azúcar. El aporte
de agua suele ser de 8 a 12 vasos cada día.
La manera en que se ingiere la comida es muy importante: hay que masticar
despacio, dando tiempo al cuerpo a reaccionar ante el aporte de alimentos,
saboreando bien cada ingesta, envolviéndola en abundante saliva, llenando
nuestro estómago al 80% y en ese momento parar. El cerebro tarda unos 20
minutos en detectar cuando es suficiente,
hay que darle tiempo, tenemos que sintonizar con nuestro cerebro que nos dice lo que hay que hacer en cada
momento.
Es un secreto guardado a voces: alimentación sana y frugal,
ejercicio físico como paseos en bici o andando, y sobre todo, escuchar los
mensajes del cuerpo. Relacionarse con los demás forma parte del ejercicio espiritual, ayuda a estar en
forma mentalmente y no abandonar, ni tirar la toalla ante las adversidades. Es importante no sentirse solo.
No obstante, hemos de saber marcar nuestros límites sin ser fundamentalistas de la alimentación. Nuestro cuerpo es inteligente y sabe mucho de la adaptación y supervivencia, lleva muchísimo tiempo acumulando datos al respecto. Por eso, de vez en cuando podemos permitirnos algunos extras: un buen arroz con sus sofritos, un dulce, si es casero mejor, y, por qué no, una visita al McDonald’s no arruinará toda una vida.
Pero hay que regresar
a lo cotidiano, a las buenas costumbres y acordarnos de aquella frase de cuatro
palabras que lo dice todo: “somos lo que comemos”, y no se refiere solamente a
los alimentos que ingerimos por boca, también nos nutrimos del aire sano que
respiramos cuando vamos al monte, de los colores, del olor a yodo y salitre
cuando estamos en la playa, de la buena música, de la compañía de nuestro perro
o gato, de un viaje, del sol, la lluvia, en definitiva…. del mundo en que
vivimos.
Hola, muy bonito el post de hoy pero mucho más aún para mí el anterior, qué coca más auténtica, diferente, me encantan las recetas locales, nunca había oído lo de la "lechada", qué rica tiene que estar, muchas gracias por compartirla!
ResponderEliminarHola Maritxu!Gracias por tu comentario!Espero que te animes a prepararla. Está muy, muy buena. Un abrazo!
ResponderEliminar