Papas aliñás |
Una de las “cosas de comer” que más me sorprendió por lo
bueno, sencillo, barato y fácil de preparar fueron las papas aliñás. Este rico
manjar nos lo sirvieron en Cádiz, en el barrio de la Viña, casi llegando a la playa de la Caleta, donde
nos mandaron desde el mercado central cuando preguntamos donde se podía comer
un buen atún. En la mayoría de los
puestos de pescado de este mercado se vendían unas fabulosas ventrescas de
atún, por no hablar de los lomos. Las cabezas de estos peces, de proporciones descomunales, no estaban aún en la memoria de
nuestras retinas. Creo que disfruté tanto viendo el mercado como luego comiendo
en uno de los incontables restaurantes de la calle de Colombia de este famoso
barrio, en un día de mediados de octubre con un cielo azul y un sol que nos
permitía movernos con temperaturas más que agradables.
Allí nos las sirvieron como tapa, mientras preparaban las “ortiguillas
fritas”, otro bocado exquisito del mar, y los lomos de atún de almadraba, a la
plancha y poco hechos, que fuimos a buscar.
Estaban tan buenas que, después de la “caminata” que nos dimos por todo el malecón que bordea la ciudad desde el puerto, nos supieron a gloria,
en compañía de unas cañas frías, sentados en medio de la calle llena de mesas y
gentes de todas partes.
Se pueden servir como primer plato o en menor cantidad, a
modo de tapa, para un picoteo variado.
No es conveniente guardarlas en el frigo ya que la patata se
endurece con el frio o después de varias horas de haberlas preparado por lo que
intentaremos hacer la cantidad justa para la ocasión.
Para 3-4 personas necesitaremos:
- 1 kg de patatas de calidad de tamaño mediano (mejor si es nueva y similar en tamaño, el punto de cocción es más uniforme)
- 350-400 g de cebolleta tierna o cebolla blanca dulce (la de Fuentes de Ebro es sensacional)
- Unas ramas de perejil fresco (no vale el seco)
- 150 ml de aceite de oliva virgen suave
- 3 cucharadas soperas de vinagre de jerez (puede valer otro vinagre de calidad)
- Sal gruesa a gusto (flor de sal del delta del Ebro)
- 1 cucharada de mahonesa (opcional)
Lavaremos bien las patatas sin pelar. Pondremos al fuego una
olla con agua abundante (debe cubrir las
patatas holgadamente). Cuando empiece a hervir introducimos las patatas con un
buen puñado de sal y dejamos cocer durante unos 20 minutos. Pasado el tiempo
pinchamos las patatas con un palillo, si podemos clavarlo están hechas.
Apagamos el fuego y las dejamos en el agua durante 10-15 minutos más.
Mientras, trincharemos el perejil con cuchillo y lo
reservaremos. Trincharemos la cebolla no demasiado fina ya que no se trata de
un sofrito sino más bien de una ensalada y la pondremos a remojo con agua fría y
sal, así matamos un poco el picor que pueda tener.
Retiraremos las patatas del agua y, en caliente pero que se
puedan manipular, las pelaremos y las haremos a lascas, dados o rodajas, eso va
a gusto del consumidor.
Es importante aliñarlas en caliente, para que luego queden
suaves y penetren bien los sabores.
Las pondremos, una vez cortadas, en un bol o tartera de
cristal o porcelana (evitaremos el metal) e incorporaremos la cebolla bien
escurrida, el perejil, la sal gruesa y, por último, el aliño.
La vinagreta, recomendamos montarla aparte, así al unirla a
nuestras patatas ya van mezclados los puntos. La mahonesa se incorpora para amalgamar
los ingredientes de la vinagreta y, da un punto untuoso y uniforme al aliño.
Dejar enfriar durante 2-3 horas para que macere bien el
conjunto a temperatura ambiente y servir.
Como ya hemos comentado en varias ocasiones
en este blog, la patata es un alimento que pertenece a la familia de los
tubérculos. Contiene un elevado porcentaje de agua (77%) y es una fuente
importante de almidón (hidrato de carbono complejo). Su contenido en proteínas,
fibra y minerales es escaso. Como vitaminas a destacar tenemos la vitamina B6 y
C, sin embargo durante el almacenamiento y cocción su contenido se reduce
significativamente. Es importante tener en cuenta que su valor calórico no es
elevado (80 calorías cada 100g), pero si se consume frita o guisada, su valor
se triplica, ya que absorbe una gran cantidad de la grasa que se utiliza. Lo
mejor es consumirlas hervidas, al vapor o asadas al horno con su piel, ya que
se conservan mejor sus propiedades nutritivas.
Olé y olé, qué cosa más rica y más sencilla, y barata, vamos que lo tiene todo, y yo que no las he comido nunca así... pues bien pronto las voy a probar, sí señor, gracias.
ResponderEliminarQué bien de vacaciones y qué suerte en Cádiz, durante años tuve las vacaciones en Septiembre y me encantaban, buena temperatura y mucha menos gente, espero que aún te queden días, a disfrutar!
Si si Cadiz es una maravilla y sus pescaitos, y su sol sus gentes. Tengo unas cuantas recetillas de cosas ricas y faciles que compartiremos. Un saludo.
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