Flor del calabacin |
La mayor parte de las flores que nos rodean son comestibles, sin embargo hay que saber cuáles no lo son, ya que podemos llevarnos un buen dolor de tripas… Desde hace ya un tiempo, los restauradores deseosos de investigar para hacer evolucionar sus cocinas, se concentran en la búsqueda de colores, texturas y sabores nuevos, y algunos realmente nos sorprenden con sus creaciones aunque otros no quedan a la altura y nos encontramos platos en algunas cartas en los que si no entiendes tienes que preguntar “- Oiga, por favor, esto que es-” y quedas estupendamente bien, con la sensación de haber salido del pueblo de “Inopia”, o te quedas mirando el cuadro multicolor, y tras comerlo vuelves a pedir la carta para buscar un postre consistente como un surtido de quesos. Ante la mirada perpleja del camarero, le dices “- No, si es para terminar el vino, que está muy bueno-”.
Lo cierto es que si además de deleitar nuestra vista, que siempre es grato, conseguimos saciamos el apetito y para rizar el rizo está bueno, pues ¡Chapeau !
Os presento estas flores de calabacín para que l@s que aún no lo han probado esta vez no tengan excusa, y, además están buenas, adelante…!
Ingredientes para dos personas:
- 6 flores de calabacín.
- 500 grs. de setas (suelen vender unas mezclas congeladas que no están mal)
- 200 grs. de micuit de pato (es hígado de pato a medio cocer.)
- 200 de nata liquida.
- 2 huevos
- Harina para rebozar
- Un poco de caldo de carne
- Un poco de vino blanco.
Una vez conseguidas las flores de calabaza y los hongos, empezamos por cortar en trozos pequeños, pero no mucho, ya que las setas menguan bastante. Los ponemos a freír en una sartén con un poco de aceite y un diente de ajo finamente picado.
Una vez frito y escurrido, lo mezclamos con el micuit de pato, que también habremos partido en pequeños trozos y con esta farsa rellenamos las flores de calabaza.
Cerramos éstas utilizando un palillo, pero con mucho cuidado porque son muy frágiles.
A continuación las rebozamos con harina y huevo y las freímos en la misma sartén de las setas.
Una vez frito y escurrido, lo mezclamos con el micuit de pato, que también habremos partido en pequeños trozos y con esta farsa rellenamos las flores de calabaza.
Cerramos éstas utilizando un palillo, pero con mucho cuidado porque son muy frágiles.
A continuación las rebozamos con harina y huevo y las freímos en la misma sartén de las setas.
No es necesario hacerlas mucho, con que cojan un poco de color es suficiente. Una vez fritas, las pasamos a una cazuela y reservamos.
Retiramos parte del aceite que hemos utilizado para freír y en la misma sartén, añadimos el vino blanco, dejamos que evapore un poco e incorporamos el caldo de carne y la nata líquida. Sazonamos con la sal y la pimienta molida al gusto y dejamos que vaya ligando a fuego lento, eso sí, removiendo constantemente.
Cuando empiece a tomar color, vertemos esta salsa sobre las flores rellenas y ponemos la cazuela a fuego suave o al horno precalentado a 200 grados (yo lo prefiero) durante cinco minutos procurando que no llegue a hervir. Retiramos del fuego y ya está listo para servir.
Esta receta se merece un cava bien frío ¡Ya nos contareis!
COMENTARIO NUTRICIONAL
Las flores se van abriendo paso en la cocina creativa, como elementos para realzar el sabor, el aroma y el colorido de los platos. Sin embargo, ocupan desde hace milenios un lugar preferencial en la cocina, pues no solo se trata de exaltar los sentidos, sino también de aprovechar al máximo sus cualidades nutritivas, ya que son ricas en proteínas, almidones, aminoácidos, vitaminas y minerales.
Por poner algunos ejemplos:
- La rosa mosqueta: tomada en infusión, favorece la resistencia del organismo a las enfermedades, debido a su contenido en vitamina C.
- Las violetas: existen diversas variedades, pero solamente las especies más olorosas sirven para la cocina. Culinariamente tienen pocas cualidades, pero son muy exquisitas, sirven sobre todo para hacer caramelos, repostería, pastelería, infusiones, sopas e incluso ensaladas de endivias.
- Los pensamientos: tiene propiedades diuréticas, y se utilizan en ensaladas, o en preparaciones dulces, como postres.
Las flores del calabacín y de la calabaza común son de las más utilizadas en casi todas las cocinas del mundo. Originarias de América, proceden de la familia de las Cucurbitáceas, los indios la llamaban Ayotl. Sin embargo, son también de las más delicadas y no conviene tenerlas en el frigorífico más de 24 horas.
En este plato, al mezclar estas exquisitas flores junto con las setas y el foie conseguimos una elaboración nutricionalmente completa y de unas características organolépticas excepcionales. Recordar que en la cocina, es muy importante el aspecto final de un plato, y los colores, formas y texturas nos influyen muchísimo a la hora de elegir.
Flores comestibles |
que bo i que bonico!!!!! I LES ESTRELLETES DE NADAL MANXISEN =)!! magrae molt la cuina en flors!
ResponderEliminar